En la otra mesa
Richard Dickey se levanto para bendecir los alimentos. Carl Bonner cerró los
ojos, agachó la cabeza y sintió que la mano de Leslie se posaba en su pierna
justo en el momento en que Richard Dickey decía:
-Oh, Señor...
Fue un roce ligero al
principio, sólo el peso de los dedos. Hizo un esfuerzo por escuchar las
palabras de Dickey:
-...nuestros amigos,
nuestros hijos, nuestros buenos vecinos...
Leslie encontró la
punta del pene a través de la ropa, Carl se retorció levemente en la silla,
tratando de librarse de su contacto, pero ella no le soltó. Entonces notó que
la mano cambiaba de lugar. La voz de Richar Dickey ahogó el ruido de la
cremallera.
-...y que nos tengas
siempre en Tus pensamientos, oh, Señor, y nos proteja el año que va a
empezar....
Richard Dickey dijo:
-En el nombre de
Jesús, amén.
Y en ese momento
Leslie la sacó. Carl bajó la vista y vio que los músculos de su esposa se
movían bajo la piel, justo en el lugar donde el antebrazo desaparecía debajo
del mantel.
Al otro lado de la
mesa Lucy Seagraves bebió unos sorbos de su copa y luego habló a Leslie.
-¿Cómo te las arreglas
para distraerte, querida? ¿Juegas a las cartas?
-Procuro estar siempre
ocupada. parece que el día no tenga suficientes horas.
Ahora sujetaba el
glande entre los dedos, tirando hacia abajo para sujetar los bordes de la
abertura, luego apretando para juntarlos de nuevo. Carl notó que empezaba a
latir y le temblaba una pierna. Leslie le pellizcó la punta, cortando el
movimiento. El trató de recordar la última vez que habían estado juntos y no
pudo. De pronto su respiración se hizo más dificultosa y el sudor le bañó la
frente. Este Singletary le estaba mirando de una forma curiosa.
Leslie alargó la mano
libre, sacó la botella de champán del recipiente de plata y le llenó la copa, y
luego hizo lo mismo con la suya. Le puso la copa en la mano y dijo:
-Por el nuevo año.
Lucy Seagraves sonrió
a la joven pareja del otro lado de la mesa al ver que brindaban por el año que
nacía. Bebieron unos sorbos de champán y luego Leslie besó la mejilla de Carl,
deteniéndose en ella sólo un momento, quizá lo suficiente para susurrarle unas
pocas palabras.
Lucy Seagraves vio lo
mucho que se querían y lamentó los chismes que había contribuido a propagar
sobre Mrs Bonner.
Los romances la
atraían, le recordaban cómo era ella en otro tiempo. No sabía si ella y Harry
algunas vez habían estado enamorados como sus vecinos de mesa -no recordaba
haber visto jamás a Harry temblar de forma tan violenta sólo por el roce de sus
labios en la mejilla....
Paris Trout, pág. 265
Peter Dexter.
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