Oh, Celio, nuestra Lesbia,
aquella Lesbia,
aquella Lesbia a quien Catulo
amó más que a sí mismo
y que a ninguno de los suyos,
ahora en plazuelas y callejas
se la casca a los hijos del
magnánimo Remo.
Cincuenta poemas, pág 56
Catulo
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