¡Maldita
sea su estampa!, se limita a apostillar el hombre bueno al recabar en el mal
que le está echando encima, ya no sabe si dios mismo o el santo patrón del que
lleva el nombre por enseña. Pero si lo pensará mejor, o si volviera sobre ello
más calmado, enseguida se daría cuenta de que sólo está maldiciendo de su
triste y miserable DNI. Irreemplazable por cinco años al menos
jueves, 31 de diciembre de 2015
miércoles, 30 de diciembre de 2015
¿DE TRES SOBRA UNO?
T... aprovecha
cualquier ocasión que se le presenta –sea por fiestas o por dormirnos; por
navidad o en la semana santa- para
cantarnos, una vez más, la
ilustrativa ‘Parábola de
los tres cerditos’: aquellos cerditos sin provecho que
una nochebuena se fueron a la cama luego
de cenar copioso, y una
vez dormidos, soñaron con absoluta libertad,
como corresponde a la escritura automática del papa negro, don André Breton. Allí, en los sueños independientes de cada
uno de los cerditos,
según Teresa ocurrieron cosas bien distintas a pesar de que el día
había sido el mismo para todos (señal ineludible de que, por mucho que se
quiera ser condescendiente, siempre habrá una mala y una buena literatura).
En
eso, el mayor de
los cochinos soñó ser un rey poderoso y glotón –guloso y gotoso, podríamos
apostillar- y, animado a complacerlo, uno de sus ministros (¿el
de Interior?) mandó traer quinientos pasteles sólo para
él.
Del guarro mediano, ¡qué coño me voy a acordar
de su estúpido sueño! De él nunca logré enterarme si era que soñaba o
desbarraba, como cualquier hermano de en medio. En cambio, sí recuerdo al más pequeño de los tres, un cochinillo lindo y cortés, sólo soñaba con
trabajar y poder ayudar a su pobre mamá.
Lo siento, lo siento mucho y en profundo, pero
al rememorar aquellos agradables ratos con T... cantando a lo Judy Garland en
El mago de Oz, se me representa la imperecedera –la calificó Pepín Bello- amistad
forjada entre Federico García Lorca
(Asquerosa 1898 – Alfacar 1936), Salvador
Dalí (Figueras 1904-1989) y el cineasta aragonés don Luis Buñuel (Calanda 1900 – Ciudad de México 1983), si bien he de
confesar que, por más de devanarme los sesos, como se suele decir, en el
asunto, no alcanzo a distinguir el papel de uno y otro en la renovada parábola,
puesto que si me parece obvio el del tercero de los tres: dirigir la película.
martes, 29 de diciembre de 2015
CUANDO EL DEMONIO NO TIENE NADA QUE HACER, MATA MOSCAS CON EL RABO
Con unos primeros padres que, ¡maldita sea su
estampa!, la que liaron, las Sagradas Escrituras (sépanlo de una vez por todas: hay unas escrituras sagradas y el resto
no. Harold Bloom) se debieron reescribir desde las notorias imposturas de
dos hermanos: Cain y Abel, a los que la fatalidad terminará enfrentando porque
así lo requería la Historia, incapaz de salirse de su cauce
hasta anegar el territorio.
Que uno se dedicara al cuidado de las alocadas
cabras y otro al cultivo
de las apergaminadas panochas, no le bastó ni sobró al buen dios
para dejarlos vivir en paz y armonía, como transcurre la vida consecuentemente
con eso que,
eufemísticamente, se dice ‘sentir una envidia sana’.
No. Había que dejar bien sentado –atado y bien
atado, ya saben- que en el mundo hay buenos y los hay que son como el mismísimo
demonio, pero que, a la noche, como en las películas, siempre acaba el bueno
matando al malo. Entenderán si ahora les confieso mi preocupación al respecto:
no puedo dejar de pensar en Antonio
(Sevilla 1875 – Collioure 1936) y Manuel
(Sevilla 1874 –Madrid 1947) Machado.
Por orden alfabético.
lunes, 28 de diciembre de 2015
PAS DE BRUITS
El
silencio, por raro que nos suene, es lo más opuesto a lo que callamos. Ni a lo
indecible ni a lo no dicho [todavía] los guarda el silencio. Sólo desde las
palabras puede concebirse algo indecible o algo que no esté dicho. Y el
silencio es anterior a las palabras, que lo rompieron para siempre. Desde
entonces, no hay silencio, sino interrupciones de la palabra. Las reglas del
lenguaje, así, pues, y no el silencio son lo que amparan y crean lo indecible.
Recordemos
a Gregorio de Nacianzo: “Cuando te mantienes en silencio, eres lo que era dios
antes de la naturaleza y la creación, y esa es la materia que utilizó para
darles forma.” Lo cual no quiere decir que nos sea factible imitar en esto a
dios. Conviene no olvidarse de la encomienda de un viejo escriba a sus
discípulos: “No hagáis resonar vuestra voz en la morada apacible de dios,
porque le horrorizan los gritos.”
domingo, 27 de diciembre de 2015
FÚTIL MEMORIA CUANDO SE ACERCA EL FIN DEL AÑO
No
hallo, ni se me asoma, nada memorable en los ‘me acuerdo’ ni de Joe Brainard ni
de George Perec ni, recién, de Margo Glantz. Cualquier puede acordarse de lo
que no ha olvidado y ponerlo por escrito para así no olvidarse ni después de
muertos. Pero a lo mejor ando equivocado al respecto. Y sí. Sí que importan,
más de relativamente, los ‘me acuerdo’ de estos tres autores: un americano, un
francés y una mexicana, como en los chistes del más rancio nacionalismo, y de los más de aquellos otros cuantos vengan a incidir en ello. A condición, claro, de ser
cierto lo dicho en su momento por Boris Vian: Es una suerte no todos olvidemos las mimas cosas, pues es de este
modo que los simples como yo mismo, nos volvemos a acordar de cosas que
habíamos olvidado. Aun cuando ni leyendo a Brainard, a Perec y a la Glantz, me
hago cargo de que a mí me ocurrieran alguna vez las cosas que tan oportunamente ellos me están contando.
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