lunes, 11 de marzo de 2013

Blue Christmas



¿Por qué los detectives de ficción parecen esconder un pasado dudoso, cuando no inconfesable? Atrás suyo, quedan unas circunstancias terribles (sic) que les quebraron el desarrollo habitual de la vida (de la nada a la más absoluta de las miserias), que yo, al menos yo, no entiendo. Mas, con tanto retornar lo mismo, está claro el que algo así sea lo más conveniente para su profesión. Si ni una vez fuiste un mal tipo, peor lo vas a llevar metido a fisgón si pretendes identificar a quienes, en el fondo, son como tú, si bien tú sí que supiste apearte a tiempo de la burra. Ser detective de ficción resulta una más favorable terapia que lo de acudir semanalmente a tu sicoanalista de acento argentino/lacaniano. Saber de la vida de los demás hasta eso que ni ellos saben, sin duda libera de la propia vida, tan jodida.
 
Por suerte para los lectores, Ricardo Blanco, pronto cae de esta metáfora fiel que es la nostalgia y cuarenta páginas más allá, comienzo Blue Christmas de José Luis Corre (editorial Alba. Barcelona 2013). Una novela extraordinaria capaz de cumplir a rajatabla con el fenomenal consejo (aunque no muy asimilado, por lo que se lee) que nos dejará, así como de pasada el inefable Raymond Chandler: Es preciso que de una manera u otra, y no necesariamente a través de los tribunales de justicia, el criminal reciba su castigo. Contrariamente a la creencia popular, eso no tiene nada que ver con la moral. Se limita a formar parte de la lógica del género. No hacerlo sería como una disonancia irritante. (Apuntes sobre la novela policiaca. En Peces de colores. Ed. Bruguera)

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