lunes, 26 de marzo de 2012

Y por qué no




De las elecciones andaluzas y asturianas de ayer, 25 de marzo, me quedo con la gratificante (por lo escasa y repentina) opinión de que el ‘pueblo’ habla sólo cuando los que habitualmente hablan ‘en nombre del pueblo’ comienzan a mostrarse insatisfechos y se teme que en esa insatisfacción suya, tan mística como pragmática, les por hacer algo irremediable para él.

En este sentido, impresiona la generosidad del ‘pueblo’, siempre atento. Sin embargo, ayer, 25 de marzo, es el hecho que aumentó la abstención votante del ‘pueblo’ tanto en Andalucía como en Asturias (por orden alfabético), lo cual bien pueda significar, intérpretes no faltan, que el ‘pueblo’ echa a permutar generosidad por indiferencia, extremo que, de ser cierto, me resulta una opinión aún más gratificante que aquella otra. Porque –se diga lo que se diga: era domingo, lucía un espléndido sol primaveral, el ‘pueblo’ andaba tostándose en la playa, llovía…- la abstención es un hecho político consistente no en desdeñar lo político, sino su gestión independiente (policía); la banalidad del espectáculo político para el que ni siquiera venden entradas entre ‘el pueblo’.

Pero, que me perdone Agustín García Calvo si he pecado mentando el nombre del ‘pueblo’ en vano.

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