Teniendo en cuenta lo que cabe hacer y el gusto por las fotografías ‘al lado de…’ de los líderes sindicales del presente (los cuales, como los jugadores del real Madrid, podrán acaso ser los mejores, dios Messi me asiste al pensar lo contrario, pero no son de la cantera, ya lo cogen), no entiendo por qué se empeñan, emperran, empecinan con tanta vehemencia (¡hasta una huelga general, oiga!) en exigirle conversaciones al Gobierno y, entrambos, discutir hasta las tantas de la noche los aspectos y circunstancias de la Reforma Laboral, que no la Reforma misma. Pienso que, de suyo, los líderes sindicales le deberían estar agradecidos, al Gobierno, por su falta de querencia al respecto, pues con ello les brinda la oportunidad de, al menos por esta vez, no verse en la tesitura de tener de nuevo que traicionar a la clase obra, arcaísmo.
Me recuerdan, Toxo y Méndez, a Tip y Coll cuando, años ha, cerraban sus desternillantes actuaciones humorísticas repitiendo de manera incansable: Mañana hablaremos con el Gobierno.
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