martes, 27 de marzo de 2012

Excursus sobre libros

Existen unos libros los cuales abandonamos sin cuidado por los rincones de la casa propia como a su cosa y apenas si mediada su lectura. Son unos libros a los que jamás volvemos, nunca recuperan nuestro recuerdo consciente, no vuelven a aposentarse sobre nuestras rodillas ni sus títulos nos vuelven a llamar la atención si, por casualidad, miramos al bies sus lomos fatigados. Sin embargo, tengo la extraña sensación de que las historias que esos mismos libros nos contarían son las únicas que de verdad nos siguen interesando con el tiempo, pues de algún modo son las historias más nuestras por cuanto nos será dado vivirlas de veras.

Desde que ando con este pensamiento, mi mujer [perdón por el posesivo] anda cada día más enfadada conmigo. Dice que le arrebato todos los lugares de la casa común dejando libros donde ella, de siempre, colocaba fotografías de nosotros enmarcadas con gusto y una atención exclusiva.

Pero es que, no ceso de repetirle cada vez que escucho sus recriminaciones, esas fotografías de las cuales hablas, no se han tomado todavía

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