Supongo
que si Gregorio Samsa hubiese sospechado algo, esa noche no se habría acostado
ni se habría quedado dormido. Aunque, pensándolo bien, ya no distingo si habría
sido peor. Ver cómo te vas convirtiendo en un repugnante insecto debe causar
más dolor que despertarte cuando lo eres por completo y no te acuerdas de nada.
De cómo ni por qué has acabado así.
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