hablaba no hace mucho Umberto eco de la conveniencia de imaginar un museo
de un único cuadro. un único cuadro en todo el museo, o todo un museo para un
único cuadro, las posibilidades son múltiples, sin duda. yo me quedé con la
copla, como se suele decir, y lo apliqué a lo mío: decidiendo dar un recital de
un sólo poema a la primera oportunidad. Y ya puestos, se me ocurrió que todavía
sería mejor de conformarme con leer un verso, nada más que un verso, y si
antes, mucho antes de empezar, ya lograba no decir nada: sentarme, sonreir, palpar los folios en blanco, levantar la cabeza, mirar al
fondo de la sala donde suelen sentarse los escasos asistentes a este tipo de actos,
quienes, no obstante, sabedores de la buena nueva, ya habrán optado por no acudir.
gracias. es todo
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