Me pregunta, usted, por la ciencia de
lo poético.
Por ejemplo, destripar un calidoscopio
y amañar las brillantes piececitas –que antes nos fascinaban a la luz del
engaño- de modo que ahora finjan un mosaico cuya existencia ya ni nos altera.
Los poemas envejecen.
Las hormigas sudan.
Tanto esfuerzo para nada.
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