El
individualismo anarquista debería tender a la desaparición del individuo,
incluso. Siendo aquel como el ángel exterminador (Luis Buñuel) que visita a Lot
para advertirle, con tiempo de ponerse a salvo, de la inmediata destrucción de
Sodoma y Gomorra, ante las dudas de Lot acerca de la conveniencia de aplicar
una decisión tan drástica, debe justificarlo argumentado lo que ya da por imposible,
y así le expone al bueno de Lot, quien seguiría insistiendo mientras tanto.
Si hubiese
un único sodomita o gomorrita merecedor de ser salvado, salvaría a todos.
Recuerdo,
vagamente, el Deseo de ser piel roja de Franz Kafka y veo cómo a lo largo del
poema van desapareciendo el piel rojo, el caballo que monta, la pradera, hasta
que quizá no queda sino sólo el aire sin
dueño ni propósito (José Carlos Rosales. Y el aire de los mapas)
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