sábado, 15 de septiembre de 2018

LA AVENTURA DEL SABER



¿Quién será ese hombre de la gabardina?, se pregunta el hombre que está bajo la lluvia sin ninguna protección. Lo podría indagar, piensa. Seguirlo hasta su casa, si es que va a su casa, o hasta su lugar de trabajo, sin también trabaja por la tarde. Una vez allí, preguntarle al portero o a la recepcionista por su nombre y su condición alegando cualquier excusa. Pero opta por no hacer nada. Permanece bajo la lluvia, empapándose como una fina pasta inglesa en una taza de te caliente.


Por el momento sólo es capaz de envidiarlo. Desea su gabardina y su sombrero, pues olvidó incluir este detalle en la pregunta que se hacía. Mas si llegara, con no poco de casualidad, a saber su nombre, dónde vive, dónde trabaja, quizá estiraría sus pensamientos hasta incluir la intención de volver a por él al día siguiente. Y entonces iría armado; llevaría su pistola escondida, que, sin embargo, sacaría para amenazarlo:


Quiero tu gabardina. Quiero tu sombrero. ¡Que me los des!


E Instantes después, comprendería que el hombre de la gabardina no es otro sino él mismo, eternamente amenazado.

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