
Valga lo anterior como excusa que
humildemente le cedo en préstamo a la oriunda de El Bonillo, pero de cuanto yo
quería hablarles, no era de eso, sino del trastrueco semántico acaecido en el
seno de aquel refrán cuyo original significado nos llegaba ampliamente
contrastado. El palo es el palo de un barco (antiguo, claro) y vela, pues eso,
la vela marinera, como ya dijéramos. Cada
uno aguante su vela, en cambio, introduce una novedad en la relación debida
entre los elementos ‘uno’ y ‘vela’, pues a los unos –en concreto: los unos del
PP- no resulta tan obvio relacionarlos con ‘las velas’. A no ser… A no ser –se me
ocurre- con esas velas que a ‘cada uno’ hay veces que nos cuelgan de las
narices y, por lo general, solemos denominar moco, el moquillo. Entonces, lo
que nos quiso decir María Dolores de forma metafórica era: Cada uno se limpie sus mocos. Una grosería, bien lo sé, que la
Cospe no se podía permitir y, por supuesto, no se permitió, faltaría más. Pero,
con todo, una implicación política me atrevo a sacar de ello sin salirme, tampoco
yo, del terreno metafórico: de lo que se trata, así la cosa, es de que no se
presten los pañuelos entre ellos.
¡Ah! Si no tienes pañuelo, cómprate un
kleenex. Te sobra con lo que llevas robado sin que nos conste. (nota.
Conjúguese el verbo constar como contar…dineros)
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