lunes, 9 de diciembre de 2019

NOTICIAS DE LA CAVERNA


Fueron los actores ciegos quienes al cabo de un tiempo sin subir al escenario, tropezaron involuntariamente con los cadáveres de los padres que alguien –acaso aprovechándose de las mañas de los magos a quienes imitaban de manera inconsciente– había descuidado con mala intención por los suelos del teatro.

Entonces, se corrió la voz, y como quiera que fuese, nadie quiso reservarse su opinión y todos hablaron a la vez.

Los teólogos vieron a dios en el vacío.

Los gramáticos, por si acaso, no tardaron en regular el vacío de los espacios en blanco.

Los economistas calcularon cuánto iba a costarles el vacío.

Los cartógrafos dibujaron los mapas del vacío.

Los jurisconsultos dictaron las leyes del vacío…

… los aviadores planearon sobre el vacío. Los marineros lo navegaron de uno al otro confín. Los escritores le pusieron nombre mientras los artistas lo pintaban de variados colores. Los músicos lo hicieron sonar y, a continuación, los arreglistas mejoraron los ocasionales desajustes de los músicos.

Y cuando, finalmente, les llegó la ocasión de intervenir a los atónitos filósofos, estos quisieron explicar cómo era que todos vivían a costa de las tantas representaciones del vacío, pues, en su interior, nada puede dejar de contarse entre las falsas seducciones de las semejanzas.

Los más exaltados de cuantos escucharon a los filósofos, enseguida se echaron sobre ellos y los molieron a palos. Más tarde, una vez sosegados por las prestas atenciones y cuidados de los sociólogos y los psicoanalistas, que supieron desenmarañar la situación por dentro y por fuera, y los policías redujeron a aquellos muy sedicentes, la asamblea decidió expulsar, también, a los filósofos a un lugar remoto del vacío, donde ya empezaba a germinar la flor de las causalidades, a que se recuperaran.

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