En el libro se habla mucho de masturbación y Victoria (Ocampo) quiere
traducir "hacerse la Paja". (Ricardo) Baeza, siempre castizo,
prefiere "hacerse la puñeta". Tras un intercambio de opiniones, Baeza
esgrime un argumento que no puede sino ofender a su amiga: "puñeta"
es más correcto porque deriva de puño, forma que adopta la mano del hombre en
el acto de masturbarse. "Las mujeres también se masturban y al hacerlo su
mano no adopta forma de puño", replica, airada, Victoria.
Continúa la discusión cada vez más áspera hasta que la dueña de la
casa decide terminarla: "Basta! ¡Este libro sale en la Argentinay aquí
nadie se hace la puñeta, en Argentina todos se hacen la paja!
(Museo del chisme, págs. 86y 87. Edgardo
Cozarinsky
Igualmente,
Rafael Alberti:
Al masturbase, en Andalucía, se le llama ‘hacerse la paja’.
Llenas de pajas están las azoteas, las orillas del mar y las piedras
de los castillos. ¡Primeras pajas infantiles, yo os saludo, libre ya de
remordimientos, por lo bello y elemental que teníais bajo aquel sol en aquella
bahía, entreviendo, mientras, contra el cielo, las primeras imágenes de niñas o
mujeres que la sorpresa y el intento pusieron en mis ojos!
En la época de las pajas estalló la gran guerra de 1914. De su primer
año no sé nada. Sólo recuerdo una palabra que seguramente aprendí entonces: ultimátum.
Hasta casi a los dos años de empezada la contienda, no le tomo afición e
interés. Entretanto… La
arboleda perdida, pág 52.
ANTOLOGÍA DE LA PAJA, PUES ... Y QUE EL SEÑOR NOS PERDONE
Con harto dolor de mi corazón, como diría algún mamonazo de esos que
se dedican a escribir novelas, la miro otro ratito más y salgo de estampida.
Mientras bajo en el ascensor me digo que si la tía se ha quedado tan frita es
porque seguro que se ha hecho un pajote. No hay nada para quedarse grogui -ni
pastillas ni hostias- como hacerse una macoca. Te entra una cosa, un... No
sabría cómo explicarlo, pero el caso es que te quedas más relajado que la
leche. Yo a la gente que padece de insomnio siempre le digo que le den al
manubrio. Mano de santo. Se lo juro por mi madre. Días de
guardar, pág. 10-11. Carlos Pérez Merinero.
Lo mismo opinan en El estado mental:
Por cierto, hablando de pollas no hemos hablado de la paja...
Manuel: Es verdad no hemos hablado del culto a la paja. La devoción a
la propia polla. La gente que se agacha y que se quiere quitar unas
vértebras...
Isabel: ¿Pero hablamos sólo de la polla o también de la masturbación
femenina?
Sólo de la polla...
Isabel: ¿Y de a masturbación masculina desde una perspectiva autista o
desde la perspectiva de que la otra te la haga?
Todos: Autista.
Isabel: Ah, lo otro ya es sexo normal y corriente.
Álvaro: Como decía Antonio Machado: “A veces sabe Onán mucho que
ignora don Juan”. No se puede hacer ninguna campaña pro onanismo ni nada así,
pero es sin embargo un dato que todo el mundo...
Lucía: Está muy presente.
Álvaro: Está muy presente por lo menos en los chicos.
Lucía: Y además en la cultura general de la adolescencia. En cambio
entre las chicas, la masturbación es una coss de la que no se habla jamás.
Ahora más, pero cuando yo era adolescente, con tus amigas no hablabas de eso.
Manuel: Como las escenas de instituto, de cinco amigos con el VHS y
con el papel higiénico. Es que era una cosa tremenda...
Lucía: Eso sí que está representado en todas partes.
Manuel: Y la paja tiene también una función para dormir. O sea, ya no
quieres ni el placer del orgasmo, quieres la paja de ‘me duermo’.
Lucía: De relajarse.
Manuel: Me tengo que hacer una paja como si te tomas una dormidina. Te
quedas bocabajo con la baba y te quedas frito... Y esto en los aviones no lo
puedo hacer, entonces echo mano de tranki. Pero en casa, algunas veces, como
tenga insomnio...
Álvaro: Yo estoy completamente con esa teoría. Te da un sueñecito...
Yo duermo mal, me tengo que tomar píldora fuertes.
Isabel: Hay consenso. Es como una cosa privada. Up to you.
Sobrevaloración de la polla. Un debate.
(Álvaro Pombo, Isabel Ordaz, Lucia Lijtmaer y Manuel Jabois El estado mental,
número 5. Noviembre Diciembre 2014, pág 97
Aunque de
todo ello difiere Giuseppe Ferrandino
Aparqué también yo, eché todos los seguros y usando la cazadora como
una manta traté de dormir.
Al cabo de un rato, como no lo lograba, pensé en hacerme una paja. Me
puse a pensar en el hijo de Kirk Douglas y en la rubia. En el momento de
correrme abría la portezuela porque no quería ensuciar el salpicadero.
Pero tampoco después me entró el sueño. Pericle el negro, pág 60
Ustedes decidan. Pero decidan lo que decidan, ponga siempre mucho cuidado
dónde y con quién hablan
...Me senté en la barra, y, de tan nervioso como estaba, me aturullé
con las palabras y pedí sin darme cuenta una paja -joder, que fijación- con una
horchata. La tía que estaba tras el mostrador me miró ofendida de cojones y
dijo:
.-¿Con que una paja con una horchata, eh?
Su tono agresivo me chocó un montón. ¿A qué venía esa cara de pocos
amigos? A saber. Cualquiera es el listo que entiende a las mujeres. Me dije que
a lo mejor estaba con el mes y le contesté:
.-Eso es.
.-¿Por qué no se cachondea de su padre?
(...)
Me sonrojé hasta los tuétanos y sonreí estúpidamente al personal que
me rodeaba sin saber qué hacer o qué decir.
.-¿Pasa algo? -le preguntó el encargado a la camarera.
.-Este grosero, que me está faltando.
.-Oiga, yo...
(...)
.-¿Qué te ha dicho? -preguntó a la camarera.
.-Me ha pedido que le haga una paja -dijo la tía haciendo pucheros.
(...)
.-Perdone, pero yo...
.-Los tipos como usted me revientan -dijo el encargado escupiéndome
las palabras.
.-Me parece que aquí hay un malenten...
el dido se me quedó dentro ya que el tío me había agarrado el pescuezo
con sus manoplas y me lo retorcía con un entusiasmo que ya ya.
Las reglas del juego, pág 53. Carlos Pérez Merinero.
Continuara
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