Lanzáronse a la calle... todas las personas que
representaban la parte más alta y acomodada de la población: grandes y títulos
de Castilla, oficiales generales y subalternos, opulentos propietarios,
banqueros y todo el comercio general, abogados, médicos y hombres de
ilustración y ciencia; todas las clases, en fin, superiores y medias...; y si
las clases más humildes de la población, los menestrales y artesanos, brillaban
ahora por su ausencia..., también por otro lado veíase libre, la sensata y
patriótica manifestación de las turbas aviesas y desbordadas, que tampoco ha-bían
acudid, porque nadie las había llamado a ganar un jornal o echar un trago, y en
realidad, porque ninguna hacía falta.
Descripción de la jornada madrileña del 7 de marzo
de 1820, que supuso el triunfo definitivo del pronunciamiento de Riego. Ramón
Mesonero Romanos, Memorias de un sesentón.
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