En el sueño. K. recibe de las manos de dios las
tablas de la ley.
Al volver al campamento de sus hermanos, los
encuentra adorando a un dios que sólo es barro y no el dios verdadero que él ha
visto y le ha hablado.
Ciego de ira, K estrella las tablas de la ley contra
la tierra seca. Toma una lanza y atraviesa con ella el corazón del falso dios.
A su lado, caen desbaratados sus hermanos los
traidores. Repara ello, pero ya es demasiado tarde. Las tablas de la ley son ahora
las lápidas que cubren sus sepulturas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario