domingo, 3 de febrero de 2013

UN SÍ SEÑOR Y UN MIRE USTED



Ay, Dolores, qué te voy a contar
A la verdad no se opone la mentira, sino otra verdad, afirmaba Ortega y, en consecuencia, cuando ayer mismo el Presidente del Gobierno sr. Rajoy reiteraba hasta tres veces –como Pedro negó a Jesús de Nazaret-: es falso, no mentía, decía otra verdad, su verdad; concedámosle este lícito beneficio, que no es poco.

La cosa es, no obstante, que la proposición orteguiana no ofrece a la verdad mayor autenticidad y credibilidad, y si todo lo contrario, pues en buena lógica –lo cual significa que también la hay mala, liosa, engatusadora, como, por ejemplo, la lógica usada por Eva a fines de llevarse a Adán al huerto- y para echar a andar, ni siquiera podemos estar seguros de si es verdad lo dicho por Ortega. Tan sólo que resulta muy conveniente, para todos, creer en ello. Así que creamos. Creamos en la existencia de tantas verdades como gentes dicen estar en posesión de la verdad.
Llegados a este punto, sólo queda admitir que nos negamos la capacidad de juicio, la posibilidad de distinguir entre la verdad y la mentira. Nos colocamos en un relativismo tan absoluto, que hasta el agnosticismo pasa por ser un actitud demasiado severa. Incluso dudar, mantenerse en la duda, como gustaba Unamuno, es exagerado.

Pero, gracias a dios –lo mismo si dijésemos: gracias a ese instinto salvaje de sobrevivir a costa de cargar nuestras culpas en otro siempre ausente, porque nunca, jamás faltará un tiesto para una mierda- no es como parece. En lo cotidiano, en lo mecánico de tirar pa’lante, el ‘común’, no suele echar mano de los pensamientos más atrevidos de los mejores pensaores, y sí del atrevimiento mismo propio de cada uno. Al caso, quiere ello significar que ya ni nos altera ni nos mueve de lugar el hecho de saber distinguir entre lo que puede ser verdad y lo otro, no necesariamente mentira. Nos conformamos con diferenciar –mas por necesidades prácticas, por la urgencia del momento: si no salimos enseguida de aquí, la mierda va a acabar por caernos encima- entre lo creíble y lo increíble. Nos basta y nos sobra con elegir la fe más adecuada a las circunstancias, que a veces coinciden con los hechos ciertos , y entonces sirven para provocar un cambio anunciado, y a veces no, y entonces es el comienzo de una mutación radical, o como antaño se proclamaba con cierto énfasis no exento de ilusionismo, de una revolución en toda regla

En resumen, y retomando el tema principal –aun cuando a mí más me guste de la escritura sus derivas; esos intersticios (Peter Handke) que abre en la seguridad traída al empezar a escribir, quede como excusa), que tiene poca sustancia, seguramente ninguna, si lo dicho por el Presidente del Gobierno sr. Rajoy, es verdad, es mentira o es la verdad del mentiroso.

Hay frases redentoras que ayudan a sobrevivir. Así, la de Cristo en la cruz al Buen Ladrón: mañana estarás conmigo en el reino de los cielos, creo. O la de Fidel Castro (bueno, las comparaciones siempre son odiosas en una u otra dirección) siendo juzgado por los chicos de Batista por el asalto al cuartel Moncada: la Historia me absolverá. Conociendo la capacidad profética del sr. Rajoy, la suya: es falso, es falso, es falso, suena como un detournement Situacionista de las precedentes: Ayer estarás conmigo en el reino de las Caimán (se va, se va) y, lo siento por él, la Historia me condenará, como ya lo ha condenado por las mentirijillas que no han dejado de ser sus vacíos prometidos electorales.

No, si por creerle, yo le creería. Pero, mire usted, obras son amores y no buenas razones, pienso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario