jueves, 21 de febrero de 2013

fotografía comentada





Una noche -pero sin venir a cuento, o mejor, porque todo aquí ha de ser como en un cuento- los dos bajamos al parque a contar estrellas.
Estaba yo a punto de perder la cuenta, cuando mi niña arrimó su boca a mi boca y sin pensarlo dos veces, me mordió. Como un pajarillo verde que pica y repica los granitos de las uvas y las hojitas del jazmín.
Me vi en el cielo. Anduve de ronda con las estrellas. Y ya nos dieron las tantas sin acostarnos.
¡Qué noche la de aquel día!

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