viernes, 1 de febrero de 2013

ESCALA DE GRISES




La Comisión de Interior que investigaba la actuación de la policía en la manifestación Rodea el Congreso del pasado 25 de septiembre, ha concluido que los ‘agentes’ (ángeles del infierno) actuaron en todo momento de manera adecuada y en ningún caso se extralimitaron.
 
La razón de no ser razonable, es una sinrazón, me explicaba una vez un viejo amigo, rojo él (lo comento como advertencia de su escasa fiabilidad, ahora que extrapolo su comentario, que lo hacía sobre una banal discusión literaria), pero sensato hasta el extremo de, pese a los tiempo y sus modas, militar en el P.C. de Santiago y eurocomuniza España. La razón de no ser razonable, en efecto, resulta una sinrazón, aun cuando mole más dejarse arrebolar por los instintos primarios del arroja la bomba, escupe metralla, y la Comisión de Interior susodicha no ha querido mostrarse irrazonable en el asunto de marras. O todo lo contrario, pues como ya le advirtiera en su momento a mi amigo el rojo, la fuerza de la tautología sólo fuerza a los tautólogos. O sea, que a ustedes a mí mismo nos la trae al pairo.

La cuestión es que la Comisión de Interior encargada… ha recurrido a las potencialidades arcanas del lenguaje  y no a la veracidad indiscutible de los hechos a la hora de dictaminar sobre la responsabilidad de sus agentes. Primera tautología: los agentes juzgados por sus compañeros, incluso.

Actuaron de manera adecuada de según cómo se mira todo depende de a qué se haya de adecuar ‘la manera’. Así como nunca se extralimitaron está a expensas de saber dónde están los límites. Sin darle mucho al cacumen, es fácil colegir en la misma creación de la Comisión de interior etc, que antes de la actuación de ‘los agentes’ aquel 25 de septiembre (rumba la rumba ban) ni lo uno ni lo otro lo tenían claro en Interior, y fue por ello el comisionar a algunos agentes de mejores cualidades para determinarlo. De manera que, en realidad, no se trataba en la Comisión de juzgar lo juzgado, sino lo que había que juzgar. Y, en consecuencia, si había que juzgar los hechos que se juzgaban.

Pues bien, en esto su conclusión ha sido clara, como el agua, y rotunda como un alud de piedras del campo: (segunda tautología) lo adecuado y los límites (de la acción policial) es y se encuentran en la manera que emplea (adecuadamente) y el hasta ahí donde llega la policía.

Nota bene. Rememorando las duras imprecaciones de algunos ppeperos (léase  María Esperanza nos quiere gobernar) frente a la actitud del por entonces Ministro del Gremio (y el hábito hace al monje) en los días del 15M en la Puerta del Sol, parece lo más factible sacar una segunda conclusión: para el Glorioso P.P. la policía sólo se extralimita si, llegado el caso, la policía se limita a preservar el orden de las manifestaciones. Pero para eso, me atrevería a decir, hasta sobran, pues ha se bastan los también uniformados agentes del servicio de orden de las mismas.

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