sábado, 28 de enero de 2012

Los riesgos de la enseñanza universal

Un visitante preguntó al señor Jacotot si las mujeres en una situación de igualdad todavía serían bonitas. Privemos a estos atontados de respuesta (Jacques Rancière. El maestro ignorante)... parece proponerse el señor Jacotot antes de responder lo que no le respondió a aquel visitante temeroso de perder lo que tenía a su disposición: mujeres bonitas. Desiguales pero bonitas. Y cabe pensarlo, bonitas porque distintas.

El visitante del señor Jacotot –ahondemos en las suposiciones- no gustaba de sí mismo y, ¡claro!, buscaba y cogía de cuanto no era como él era: las mujeres. Pero si las mujeres se le volvían iguales, entonces “pa’que coger”.

El visitante del señor Jacotot, nada más salir de visitar al señor Jacotot sin que éste le resolviera las dudas que le trajo, se convirtió en un gran pajillero de quien nunca más se supo.
Cierto que allí donde sea que fuera, las mujeres son distintas, pero tan cierto como que ninguna acaba por convencerle. Pensando en la irresolución de Sísifo, él siguió dale que te pego, sube - baja, un día y otro día, los días que le quedaron.

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