(a Fátima)
María Mirona se llamaba la chica que más me quiso en la vida, aun cuando jamás en mi vida llegué a enterarme de qué veía en mí María Mirona para quererme tanto.
A veces le preguntaba:
--¿Qué miras, María Mirona, cuando me miras?
Y ella me seguía mirando sin contestar, de modo que tampoco yo era capaz de dejar de mirarla a ella.
--No me mires así, María Mirona –le dije, por fin, un día, y ella, por no me contrariar, hasta dejó de mirarme.
Yo, viendo que ahora María Mirona no me miraba, me puse a morir de amor en ese preciso instante.
¡Qué muerte más mala si no te miran!
¡Qué muerte más dulce!, los ojos de María Mirona mirándote hasta la muerte.
que bonito y profundo
ResponderEliminar