…cada
uno aguante su vela… La señora Cospedal, María Dolores, aun cuando no sea
de Calatayud, ha confundido cada palo por cada uno y le ha dado un nuevo, un
inédito sentido a la vieja paremia marinera. Puede que con ello enfade a Rafael
Alberti, pero sin duda el vate muerto acabaría comprendiendo que la manchega
Cospedal , Cospedal de La Mancha –y así la enfadada será Rocío Dúrcal (pero
Dúrcal es un pueblo granadino; debe ser que en La Mancha reina una natural
confusión cartográfica que lleva a algunos lugareños a no saber calcular las
distancias, al menos ‘las de las urgencias’). Digo que el bueno de Alberti
comprendería, al cabo, la confusión, el desvarío de la Cospedal (alguien debería
insinuarle que se soltará –T. dice: se lavara- el pelo de vez en cuando), pues
con lo que se fijaba Rafael, vería enseguida lo envarado, lo palo que parecen
los hombres del Partido Popular –ahora Paraíso Perdido- cuando no más le vienen
ladeadas las circunstancias. Así pues, pudo suceder que María Dolores, tan
prudente como es en sus asuntos, dijera lo que dijo con decir eufemístico, como
para no ofender a nadie, y menos a los compañeros. Porque, la verdad, cuando a
alguien se le llama palo, la común maledicencia ya añade: de escoba. Jamás de
golf, tal cual sería el caso tratándose de los señores de quien se habla.
Valga lo anterior como excusa que
humildemente le cedo en préstamo a la oriunda de El Bonillo, pero de cuanto yo
quería hablarles, no era de eso, sino del trastrueco semántico acaecido en el
seno de aquel refrán cuyo original significado nos llegaba ampliamente
contrastado. El palo es el palo de un barco (antiguo, claro) y vela, pues eso,
la vela marinera, como ya dijéramos. Cada
uno aguante su vela, en cambio, introduce una novedad en la relación debida
entre los elementos ‘uno’ y ‘vela’, pues a los unos –en concreto: los unos del
PP- no resulta tan obvio relacionarlos con ‘las velas’. A no ser… A no ser –se me
ocurre- con esas velas que a ‘cada uno’ hay veces que nos cuelgan de las
narices y, por lo general, solemos denominar moco, el moquillo. Entonces, lo
que nos quiso decir María Dolores de forma metafórica era: Cada uno se limpie sus mocos. Una grosería, bien lo sé, que la
Cospe no se podía permitir y, por supuesto, no se permitió, faltaría más. Pero,
con todo, una implicación política me atrevo a sacar de ello sin salirme, tampoco
yo, del terreno metafórico: de lo que se trata, así la cosa, es de que no se
presten los pañuelos entre ellos.
¡Ah! Si no tienes pañuelo, cómprate un
kleenex. Te sobra con lo que llevas robado sin que nos conste. (nota.
Conjúguese el verbo constar como contar…dineros)
No hay comentarios:
Publicar un comentario