Tengo una coartada.
Pero Usted acaba de confesar
que no vio a nadie y nadie le vio a usted. Su mujer salió de viaje a media
tarde, Usted mismo la acompañó al tren; la acomodó en su asiento del vagón de
primera clase; bajó a tierra y esperó a que el tren partiera para despedirse de
Ella con lágrimas en los ojos. Luego regresó a su casa, dijo, se quedó dormido
mirando la televisión y cuando despertó, ya era noche cerrada.
En efecto, y ya me dirá, señor
Comisario, cómo iba a matar a nadie estando solo en casa.
Demasiado perfecto y eso lo
vuelve aún más sospechoso. Si nadie lo vio, nadie puede ni acusarlo ni
eximirlo. Es triste matar para nadie. Aunque tenemos todo el tiempo del mundo,
y más tarde o más temprano acabará confesando. De eso estoy seguro.
Final A: (porque) Se sentirá
vacío.
Final B [con moraleja]:
(porque) El poder es lo que tiene.
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